viernes, 23 de marzo de 2012

Raíces

No me preguntes

dónde perdí las raíces

que tanta seguridad debían darme.

No lo sé.

Será que mi corazón,

tan propenso a los raptos de amor,

ha preferido viajar

“sobre un potro que vuela,

ignorando barrancos”(*).

Y late al ritmo del viento

que limpia de lágrimas mi cara,

me llena de fuerzas,

y me muestra el mundo

desde donde otros no lo pueden ver.

No quiero engañarte: esta que ves

caminando tan tranquila por la calle

o cocinando para su familia

es la misma que cabalga tormentas.

No tengo miedo.

Es bella esta vida. Yo la elegí.

Y me gusta mirarla con estos ojos.

Para mí,

las raíces más seguras

son las que me crecen en el cielo.


(*): De “Una mujer”, de Silvio Rodríguez

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