viernes, 23 de marzo de 2012

Raíces

No me preguntes

dónde perdí las raíces

que tanta seguridad debían darme.

No lo sé.

Será que mi corazón,

tan propenso a los raptos de amor,

ha preferido viajar

“sobre un potro que vuela,

ignorando barrancos”(*).

Y late al ritmo del viento

que limpia de lágrimas mi cara,

me llena de fuerzas,

y me muestra el mundo

desde donde otros no lo pueden ver.

No quiero engañarte: esta que ves

caminando tan tranquila por la calle

o cocinando para su familia

es la misma que cabalga tormentas.

No tengo miedo.

Es bella esta vida. Yo la elegí.

Y me gusta mirarla con estos ojos.

Para mí,

las raíces más seguras

son las que me crecen en el cielo.


(*): De “Una mujer”, de Silvio Rodríguez

domingo, 11 de marzo de 2012

De padres y columpios

Columpios hasta el cielo.

Cosquillas en la panza.

Y un padre al que no veo,

porque está atrás y me empuja

para que siga volando.

¡Más, más!

pido en un grito entrecortado

porque la cosquilla se convierte

en calambre

y el aire casi no puede salir.

Quisiera

que no terminara nunca

este balanceo

que me aleja

de aquella muerte

que se lleva de sus camas

a madres y abuelos.

Aquí estoy segura.

Jamás podría pasarme nada...

excepto que salga disparada.