Mientras trataba de capturar con mi cámara el perfecto azul del cielo casi sin nubes, irrumpió un pájaro blanco. Resplandeciente.
Rayó con sus patas la superficie celeste, voló hacia arriba, luego a la derecha, después hacia abajo y finalmente a la izquierda, hasta cerrar un cuadrado exacto. Perfectamente delineado.
Voló hacia mí –o eso me pareció- y luego se lanzó con todas sus fuerzas hacia el “dibujo” que cayó estrepitosamente, haciéndose trizas en algún otro cielo desconocido.
Entonces el pájaro, simplemente, voló por ese agujero hacia su destino.
En mi foto, sólo se ve el cielo, con un cuadro violeta en el medio.
Rayó con sus patas la superficie celeste, voló hacia arriba, luego a la derecha, después hacia abajo y finalmente a la izquierda, hasta cerrar un cuadrado exacto. Perfectamente delineado.
Voló hacia mí –o eso me pareció- y luego se lanzó con todas sus fuerzas hacia el “dibujo” que cayó estrepitosamente, haciéndose trizas en algún otro cielo desconocido.
Entonces el pájaro, simplemente, voló por ese agujero hacia su destino.
En mi foto, sólo se ve el cielo, con un cuadro violeta en el medio.
23/05/05