miércoles, 30 de marzo de 2022

Nido


Me necesitás nido

refugio

ala que cobije.

 

Y yo nunca

me creo capaz

siempre pienso

“no lo voy a lograr”.

 

Sin embargo

me detengo

tomo mucho aire

cierro los ojos

y te abro mis brazos.

 

                            Licy Miranda

                                    © 2008












Hay gente enojada

y gente que me enoja.

Hay quien me entristece…

 

Muerto el perro

me quedé sin orejas.

 

Resultado:

enorme soledad.

Paciencia histórica.

 

Sólo queda caminar

y romper este poema.

 

                               Licy Miranda

                                      © 2018

domingo, 27 de febrero de 2022



Para la gente

que vive en la planicie

el horizonte es una línea recta

que se hunde en la lejanía.

 

Para los que vivimos

al pie de la montaña

es una línea irregular

que cambia de color,

que se nos acerca

y nos obliga a llevar

la mirada hacia arriba.

 

Somos más limitados,

cerrados y hasta hoscos.

Pero aprendemos a ser

amigos de las estrellas

 

Licy Miranda

           © 2018



Hay días en que cierta bruma

húmeda y gris

me puebla el ánimo.

 

Y me gusta saber

que puedo caminar igual

sin perderme.

Me gusta no saber exactamente

por donde estoy pisando

y tener que prestar atención

a cada sonido, a cada textura bajo mis pies.

 

Pero lo que más me gusta

es saber que es solo un momento y

como todo

pasará...

 

Licy Miranda

           © 2021


Rememorar

no es lo mismo

que recordar.

 

La memoria

guarda información.

El corazón,

sentimientos

sensaciones.

 

Lo mío es el recuerdo.

Lo que no implica sentimientos,

pasa al olvido.

 

Pero mi corazón…

él guarda celosamente

tantos momentos

que a veces me pregunto

cómo hace

para no explotar.

 

Licy Miranda

           © 2016


Ir y venir.

Estar. Crecer.

No quedarse quieta.

 

Tiempo extraño

y precioso,

de imprecisiones.

 

De estos trances

no se sale nunca

como se entró.

 

Y a mí...

me gusta esta

que está saliendo.

 

Licy Miranda

           © 2020

 


Hay que llenarse el alma

de Mediterráneo

que el corazón se vuelva azul

y vuele detrás de las gaviotas

 

Que se cruce por allí con algún mito

que se vuelva violeta

y explote de amor al primer

pompón de nube que se le cruce

 

Que no lo asuste nada

que sepa cuánto vale

cuánto puede

cuánto ama

 

Que descubra finalmente

que cada vez que explota

y cree que va a desaparecer

sólo se multiplica

y vuelve a nacer

y vuelve a querer…

 

Licy Miranda

         © 2017