Hoy me desperté atornillada al piso
y aunque miraba al cielo no podía estirarme
Intenté tensar mi cuerpo, pero no pude remontarme.
La sangre me pesa demasiado hoy
tantas emociones, tantas ausencias desatadas
que se coagulan como plomo en cada músculo.
Sin embargo no importa demasiado.
Desde algún remoto rincón
–en las retinas de mi alma- puedo verla:
ella, claramente, vuela por mí.
A ella Carla la ha pintado liviana
“Mujer alada en cielo suburbano” la ha llamado.
Ella prepara un cielo para mí.
Algún apretado grupo de estrellas
que tiren de mi pesada humanidad
hasta desprenderla cual pellejo que cae.
El corazón me dice que lo estamos logrando:
empiezo a vislumbrarme junto a ella
gracias al coraje de Carla que se animó a pintarla
y me la regaló un 18 de marzo.
Julio de 2006
Un gran trabajo, donde se fusiona la imagen y el texto.
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